Bittersweet Symphony, cap 4

CAP 4

 

Me sorprendí a ver Jason en esa plaza, debería estar en el colegio. Llevaba su mochila y parecía nervioso.
-¿Qué haces aquí?- le pregunté.
-Eso mismo iba a decirte- reímos. Luego se puso serio y suspiro. – Avril, me suspendieron.
-¿De nuevo?- no me parecía raro, Jason siempre se metía en problemas- dime el porqué.
-Nada grave – dijo. Se notaba que no quería decírmelo. Pero mi cara pudo contra él- De acuerdo, ven conmigo y te cuento. Tu amiga se acerca a nosotros.
Había olvidado la presencia de Carla, que no parecía haberse molestado de ello. Caminaba hacia nosotros con una expresión que no podía leer. Le envié una mirada a Jason que decía “espera un segundo” y fui con ella.
-¿Podemos hablar luego? – la mire con cara de angelito – Jason tiene algunas cosas que hablarme
-Si, lo supuse – dijo con una mirada pícara, lo cual me incomodo mucho. Casi todos me molestaban con Jason, eso para mi no tenía lógica- Tranquila, yo te cubro.
-Si mis padres llegan…-
-… Les digo que fuiste luego al colegio-
-Dudo que lo crean, pero gracias- le dije con una sonrisa. Carla todo lo solucionaba.
Me despedí de ella con la mando, y me fui con Jason.

Caminamos por unos cinco minutos sin decir nada. El aun lucía nervioso y yo comenzaba a sentirme igual. Él siempre se metía en problemas, pero esto parecía grave y yo quería saberlo. Nos detuvimos en lo que parecía un parque, nos sentamos en un banco y Jason habló.
-Bien…- comenzó - ¿Por qué no fuiste hoy?-
-Me quedé dormida, y mis padres no les importó- le dije sin comentar nada respecto a su suspensión.
- Veo que siguen siendo unos cretinos-
-Si.
-Bien.
-¡Vamos Jason, habla de una buena vez!- me desesperé, me parecía frustrante que intentara escaparse de lo que tenía que decir.

Se puso serio, de verdad pensaba en decírmelo o no. Eso me parecía injusto, era mi mejor amigo, ¿Por qué diablos no hablaba y ya?
-Te reirás- dijo con la mirada baja.
-No, ¿Debería? – dije aun mas intrigada.
-Pues...-
-Hay no Jason, me voy- dije parándome decidida a marchame.
-No, espera- dijo sujetándome una mano- Te lo diré.
Me senté de nuevo y espere a que hablara. Nunca había jalado tanto a mi amigo para decirme algo, el siempre me contaba todo sin yo presionarlo. Si antes lucía nervioso, ahora parecía darle un infarto.
-Escucha, desde hace un tiempo que me siento diferente- hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas para decirme – con respecto a ti.
-¿A mi?- dije en un susurro inaudible.
-Verás, desde que te conozco siempre te quise. Y te quiero, pero no te veo como una amiga…- parecía frustrarse también, le costaba decir esas palabras- lo que quiero decir es que… ¡TE AMO!, siempre lo hice, y siempre lo haré. Critícame, ríete, haz lo que quieras pero entérate de esto.
-Qu-que dices..
Todo comenzó a dar vueltas, lo que Jason me decía parecía irreal. Nunca me había dado cuenta de que yo le gustaba, por más que las personas me lo decían; yo lo tomaba por broma. Él al ver mi expresión, se levanto y comenzó a alejarse.
-Espera Jason- esta vez, fui yo la que lo sujetó de la mano- No te avergüences.
-Esta bien, pero no me mires así.
-Eso me sorprendió pero… ¿Que tiene que ver eso con tu suspensión?

-Ah, eso. Bueno… te hice un grafiti gigante en el piso de la cancha. Esperaba que lo vieras, pero no fuiste.- dijo apenado- A parte de que todos se burlaron, los directores llamaron a mis padres y les comunicaron mi suspensión.
-Siento mucho eso.- me disculpe, pero a la vez no me arrepentía de no haber ido, pues de haberlo echo… estaría muerta de vergüenza por la burla de los demás. Odiaba que me miraran- ¿Qué decía el grafiti?
-Parte de lo que te dije hace rato.
-Oh.

Jason se acerco a mí, tomándome de ambas manos y apoyándolas contra su pecho. Sentí los latidos de su corazón aumentar, tal vez ese era el punto. No quería lastimarlo, pero tenía que poner fin a eso. Justo cuando iba a hablarle comenzó el.
-¿Haz besado a alguien?- me pregunto él.
-No- respondí nerviosa.
-¿Te han besado?-
-Jason…- dije intentado cortarlo.
-Bien, me alegra ser el primero- dijo al tiempo que sus labios se acercaban a los míos.
-¡NO!- dije lanzándole una bofetada.