viernes, 2 de septiembre de 2011

martes, 7 de junio de 2011

jueves, 21 de abril de 2011

Bittersweet Symphony, cap 11 Parte II

PARTE II

Luego de llamarlos por horas, Avril se tiró en el suelo a pensar lo que les pudo haber pasado a sus “amigos”. “Los raptaron” pensó, “no, no…. Fueron a buscar ayuda y se perdieron “y miles de cosas más pasaron por su mente, todo menos que “me abandonaron porque siempre fueron unos falso, ahora estoy perdida”. La inocencia y el tamaño de su corazón la hacían perder toda la malicia. Confiaba en ellos y se aferró a que en algún momento volvieran con un auto y se fueran a paraíso tal como lo habían planeado.
Decidió salir a buscarlos. Caminó a cualquier dirección con la esperanza de divisarlos en cualquier momento. Paró y se saco la mochila para llamarlos con su celular, buscó y buscó pero no encontró, al igual que los malditos boletos, su celular había desaparecido. Maldijo en todos los idiomas y siguió caminando a paso rápido, desesperándose y con miedo a no encontrarlos jamás.
Comenzaba a oscurecer y Avril siguió caminando. Ni un solo auto pasó a su lado. Parecía estar abandonada en un mundo sin personas. Pero todo eso cambio cuando escuchó el sonido de un motor, se dio la vuelta con la esperanza de ver a sus amigos en él, pero solo vio una camioneta azul marino con vidrios polarizados. Hizo señas para que se detuviera pero siguió de largo. Quedo desconcertada viendo alejarse a aquella camioneta, un deja vú se apodero de ella. Esa camioneta se le hacia familiar, ¿Pero de dónde? El recuerdo como un balde de agua fría y sin pensarlo salió corriendo tras la camioneta antes de que se alejara lo suficiente como para no poderla divisar.
Era imposible alcanzarla, pero eso no detuvo a Avril. Ella corría tan rápido como podía, tanto que comenzaron a arderle los pulmones. Esa camioneta era igual a la que vio montarse al chico de ojos verdes. Aquella tarde en el museo, cuando el olor, ese olor, tan exquisito de desprendió de sus ropas haciéndola volver en sí, hizo voltear a verlo para encontrarse con un chico desesperado subiendo en la camioneta. Podría ser o no la misma. A ella no le importaba eso, solo corría sin importarle encontrarse con otra personas, pero la posibilidad de verlo a él la alentaba a seguir corriendo.
Minutos más tarde ya no había rastros del automóvil. Avril no podía seguir corriendo. Se recostó sobre una montañita de grama, su respiración estaba excesivamente agitada. Tanto que podía saborear su corazón en la garganta y tan solo con tocarla sentía sus latidos. Luego de un rato. Que le sirvieron para recuperar su ritmo cardíaco normal, escuchó el sonido de las olas. Se volteo y arrastró por la grama, subiendo por la montañita hasta dejar a la vista el océano. Era de noche ya, por lo que la luna se reflejaba en el agua, haciendo parecer que miles de diamantes titilaban en la superficie del agua. Los ojos de Avril se aguaron al ver el hermoso paisaje. Luego desvió la mirada a los que parecían personas. Eso la hizo reaccionar, se paró y corrió montaña abajo donde se encontraban las personas. Una vez que sus pies tuvieron contacto con la arena blanca, corrió a las personas que caminaban en su dirección.
-Disculpen. Disculpen- les decía a pocos metros de ellos- Hola, miren me perdí y unos amigos también, al igual mi teléfono- agregó al recordar su teléfono perdido- ¿Me podrían regalar una llamada?
-En el pueblo hay teléfonos públicos- le dijo un hombre de mediana edad- solo necesitas una moneda- le dijo, luego hurgó en  sus bolsillos buscándole una. Cuando la encontró le sonrió y se la lanzó.
-Gracias.- agradeció al señor- ¿Dónde queda el pueblito?
- Sigue caminando hasta el otro lado de la playa, verás tiendas y cabañas.
-De nuevo gracias- repitió y se encaminó al pueblo.
Llegó y buscó el teléfono público más cercano. Tomó la moneda y la introdujo en el aparato, esperó a que la voz de la operadora cesara y marcó el número de Adam.
-Contesta, contesta- repetía desesperada- vamos Adam- al sexto tono envió al buzón. Colgó molesta y a la vez preocupada. Ahora necesitaba otra moneda.-¡Maldita sea!
-¿Necesitas ayuda?- le preguntó una chica.
-Hola, este, si- dijo intentando calmarse.
- Me llamo Belén- se presentó con una sonrisa al tiempo que le estrechaba la mano.- ¿Tú cómo te llamas?
-Soy Avril.                               
- Lindo nombre- le sonrió a la chica.
-Gracias, el tuyo igual- le correspondió de igual manera. Luego recordó su problema- Em, necesito una moneda.
-Éstos teléfonos nunca funcionan- le decía mirándolo como si recordara una mala experiencia- si quieres te presto mi teléfono.
-Te lo agradecería.
- Acompáñame a casa, ¿Se te hace problema?- le dijo Belén.
-La verdad, no- le dijo y se fue con ella sin importarle que fuera un completo extraño, a estas alturas se iría con un hombre de pinta rara con tal de un teléfono para llamar a alguno de sus “amigos”.
Recorrieron un par de cuadras, cruzando pequeñas cabañas, todo muy playero. Llegaron a una similar a las anteriores, el hogar de Belén. Entraron y le alcanzó el teléfono.
-A aquí tienes- le dijo pasándole el teléfono.
-Gracias.
-Ya deja de decir gracias- le dijo ella y las dos rieron- No eres de por aquí, ¿Cierto?
-No, soy de Liverpool- le respondió Avril
- Menos mal que te cruzaste conmigo- le decía mientras buscaba algo de refrigerio.
-¿por qué lo dices?- pregunto Avril confundida.
-La gente de por aquí es muy rara- le explicó, ahora destapando una coca-cola y pasándosela a ella.
-Gra…-callo al ver la mirada fulminante de Belén, volvieron a reír.
-Entonces también me alegro- le dijo y continúo con lo suyo. Marcó a todos los números de sus “amigos” pero ninguno contestó. Incluso llamó a Carla, pero salió directo al buzón.
-¿No te contestan?- le preguntó Belén
- no se que pasa- le tembló la voz a Avril, comenzaba a pensar las peores cosas.
-¿Tienes donde ir?- inquirió Belén.
-No- respondió en un susurro, y las lágrimas se asomaron en sus ojos.
-Ya veo, pero no llores- intentaba calmarla- puedes quedarte hasta que encuentres a tus…
-Amigos- completó ella ahora sonriendo por la noticia-¿De veras puedo?
-Si, no tengo problemas- le dijo y sonrió a su vez- solo vivo con mis tíos y mi hermano mayor, ellos tampoco se hacen problema después de todo es hasta que resuelvas tus cosas.
- Puedo abrazarte- musitó Avril.
- Con tal de que no digas “Gracias”, si- bromeó Belén y se acercó para ser abrazada por Avril. Justo cuando se separaron se escucharon dos personas tras ellas.
-¿Quién es ella?- dijeron dos chicos al unísono.
Belén suspiró.
-Avril, ¿Recuerdas cuando te dije sobre que en este pueblo hay personas “raras”?- dijo con tono de broma- él es una de esas personas.
- Ja, ja- fingió enojo el chico.
-Ella es Avril- les informó- Y se quedará  mientras resuelve unos problemas.-
- Un gusto… - les dijo pero no sabía a quienes se refería.
- Mike y Tré- completó Belén. También la saludaron.
- Bueno, sólo queríamos decirte que Billie vendrá mañana o en la noche- explicó Mike- asuntos pendientes.
- De acuerdo- les dijo Belén, luego se giró hacia Avril- Bueno, al parecer hoy esta noche no conocerás a mi hermano.
-Recuerda que dijo que tal vez en la noche venga- le gritó Tré en la pata de la oreja.
-Ya te escuche- respondió ella de igual o peor forma.
Luego de charlar un rato, los chicos se fueron y Belén le enseñó a Avril donde dormiría. Le prestó un pijama y se despidió.
Esa noche Avril pensó en todo, en sus “amigos”, en sus padres, en Jason, en su “amiga” Yaneth… en Carla. Su preocupación aumentaba cada vez que los recordaba. Ahora solo tenía que mirar hacia adelante y dejarlos a tras, para comenzar una nueva vida.

Bittersweet Symphony, cap 11 Parte I

PARTE I


La tristeza invadía sus ojos. Ninguno de sus amigos se atrevió a hablarle, parecía que en cualquier momento explotaría en lágrimas. De un momento a otro, se encontraba huyendo de casa, bueno, para ella huía de su vida. Apoyada contra la ventana, mientras el tren marchaba alejándola de aquella ciudad, Avril hundía su cuerpo en su chaqueta, intentando esconderse para así soltar unas cuantas lágrimas. Sus amigos lo notaron.
-¿Qué hacemos?- preguntó Erica; una chica alta, cabellos negros hasta el hombre y ojos oscuros.- Llora de nuevo.
- Déjala, eso le servirá, está desahogándose- contestó en un susurro el chico sin tomarla enserio.- tengo hambre, en la próxima parada vamos a…
-¡Adam!- exclamó Kim molesta; ella era otra de las amigas de Avril, las más simpática, bueno, mejor carácter que el de Erica. La chica miró a su amigo con mucha rabia- creo que habla ENSERIO- abrió los ojos como platos cuando pronuncio “enserio”.
-¿Ah, si?- le dirigió una mirada de confusión a Erica.- Ah, bueno. Que raro… no lo sé.- respondió luego de que cayó en que era así como su amiga le decía.
- Es que mírala como está- se escucho decir en un susurro Kim, con intención de que Avril no la escuchara- está destruida, ¿Qué cosa la habrá echo el papá?.
- Todos nos lo preguntamos- decía Erica mirando a la chica que reposaba junto a la ventana. De pronto, ésta volteó, haciendo ver su cara empapada y con ojos rojos de tanto llorar. Todos callaron al verla reaccionar por primera vez desde que abordaron el tren.
-¿Saben?- les decía al tiempo que se reincorporaba en el asiento- puedo escucharlos- sonrió con desgana.
-Lo sentimos- se disculparon Erica y Kim al unísono. Adam ni le dirigió la mirada.
-No se tienen por qué disculpar- los tranquilizaba Avril. Miró de nuevo por la ventana- ya esa vida quedó en el pasado.
-Me alegro que estés positiva- comentó Erica- eso es de verdad muy bueno- dirigió una mirada extraña a Adam, quien le respondió de igual manera.
-Emmmm, si- dijo Adam siguiendo el juego. Se sentó al lado de Avril y le frotó la espalda con una mano- de verdad es bueno.
Siguieron hablando de cualquier cosa para distraer a Avril, y luego escucharon de lejos al boletero pidiendo boletos para verificarlos. Los chicos emperazon a urgar en sus bolsillos, pero misteriosamente solo había envoltorios de dulces y una que otra pelusa.
-Adam…-le decía Avril- por casualidad ¿Tu tienes mi boleto?
-Eso mismo iba a preguntar- contestó el más que preocupado.
Erica y kim se encontraban en las mismas condiciones. El boletero cada vez se acercaba más y ellos no encontraban sus pasajes. Adam decidió improvisar.
-Qué tal señores, digo, jóvenes- los saludaba el boletero.
- Buenas señor- Adam se paró a su lado y lo tomó por el hombro-¿Cómo está?- le sonrió.
-Bien, bien- dijo él con una sonrisa sarcástica, luego la cambió por una expresión seria- ¿Bolestos?
-Que bueno que lo pregunta- se hizo el inocente- verá, recién nos damos cuenta que no tenemos.
-¿En serio?- fingió sorpresa- que triste.
-Señor…- le dijo Avril- no nos haga bajar, en serio los teníamos pero desaparecieron.
- Claro, ya veo- se rascó la nuca mientras asentía- pues eso pasa siempre.
-¿Ah, si?- dijo inocente Kim, parecía la única que no se daba cuenta del sarcasmo del boletero.
-Si, ¿Y saben otra cosa?- esta vez los miró a todos con una sonrisa que daba miedo- todos… se bajan ya mismo- Avril pudo ver como la expresión de Kim cambiaba de la inocencia a la de un niño que acababa de ser castigado por dos meses sin videojuegos.
-Por favor, señor- le insistía Avril, quien no se daba tan fácil por vencida- acabamos de rob…tomar prestado el…- Adam le tapo la boca con la mano. No podía decirle que robaron el auto de su madre, un BMW que ahora se encontraba todo destruido debido a un choque, y probablemente la policía los estaría buscando.
-¿Si?- les dijo para que continuaran.
-Nada.- respondió Avril y se sentó apenada porque casi mete la pata.
-Bueno, ya acompáñenme- les dijo con tono de viejo gruñón. Los siguió a todos hacia la parte trasera del tren y los echó como perros- y la próxima vez, sepan guardar bien sus “boletos2 o por lo menos cómprenlos. – fueron sus ultimas palabras. Cerró la puerta y el tren siguió avanzando, dejándolos en la nada.
-Esto es una mierda- musitó Erica-. Primero chocamos el BMW de la mamá de Kim y lo abandonamos, ahora esto, ¿Qué mas podría pasar?- gritó caminando de un lado a otro.
- No te olvides que probablemente la policía nos busque- comentó Kim, Erica la fulminó con la mirada.
-Caminar LEJOS y buscar un lugar donde hospedarnos- le contestó a Erica ignorando el comentario de Kim, como si fuera lo más obvio del mundo- andando.

En el camino absolutamente nadie habló, cada uno pensaba en sus problemas y otros en el propósito del viaje o “escape”. Kim que parecía no aguantar más, se acercó a Avril y mantuvo su paso al ras con el de ella.
-¿Puedo preguntarte algo?- le dijo en un tono bajo, solo para que ella la escuchara.
- Lo que quieras- le sonrió- pero que no sea sobre….
-Tranquila- le dijo antes de que terminara la frase- no tocaré el tema.
-De acuerdo- asintió Avril- te escucho.
-¿Qué pasó con Jason?- le soltó de una. Avril sintió como la sangré se le congelaba en el cuerpo, no había pensado en él desde ese día en que lo llamó. Y era peor aun pues escapaba junto a la chica que hiso que la olvidara de la noche a la mañana. Lenta y disimuladamente miró hacia Erica.
-No se de que me hablas- le dijo haciéndose la fuerte, le dolía escuchar su nombre.
-Vamos Avril- le insistió Kim- no puedes huir de eso.
-¡YA TE DIJE QUE NO SE DE QUE ME HABLAS, Y CUALQUIER COSA QUE TE HAYAN CONTADO ES MENTIRA!- le gritó sin importarle las miradas de sus demás amigos. Luego bajó el tono para decirle- no te metas- y siguió de largo dejándola con la boca abierta.
Horas después de caminar, pararon cerca de una cabaña a la orilla de la carretera cubierta de monte. Avril les aviso a los chicos que iría a ver si encontraba a alguien y éstos le dijeron lo mismo.
Caminó hasta la puerta y tocó varias veces sin obtener respuesta. Rodeo la casa hasta encontrarse una ventana, la limpio con la manga de su chaqueta y coloco las manos alrededor de sus ojos y se acerco para ver mejor adentro. No había nadie. Desilusionada salió de aquel monte y buscar a sus amigos con la esperanza de que ellos si hayan encontrado a alguien.
-chicos no entré a nadie- decía Avril saliendo del monte que ocultaba la cabaña. Pero se encontró con nada.-¿Chicos?
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Adam, Kim y Erica lloraban de la risa mientras le contaban a Yaneth lo ocurrido con Avril.
-¿Enserio? Es tan idiota- dijo Yaneth una vez que logró cesar la risa- les dije que sería fácil.
- Hubiese sido fácil si Erica no chocara el BMW de mi mamá- se quejó Adam mirando a la acusada. Luego de un incómodo silencio volvieron a estallar en risa.
- Me dio lástima- decía Kim luego de recobrar la compostura- me empezaba a caer bien- agregó con tono de pesada de secundaria.
-¡Hey! No digas idioteces- la regañó Yaneth- ella no le puede caer bien a NADIE.
-A Jason si- la desafió a su vez. Yaneth se puso seria y continuo conduciendo sin quitar la vista de la carretera. Era esa la razón por la que le había echo lo que le hizo, abandonarla en la nada, a kilómetros de su ciudad, lejos de todos, en un lugar desconocido, donde en poco tiempo ya no existiría.
-Eso se verá- dijo luego de un rato, sonrió con malicia. Erica las miraba con la boca abierta, ella salía con Jason y no estaba enterada de lo que pasaba entre ellos.


Bittersweet Symphony, cap 10

CAP 10


-Querido – llamó Nicole a su esposo desde la escalera – ven un momento.
- Dime.
-William me llamo- al escuchar su nombre provocó que la rabia se esparciera por la cara de Harvey. A parte de Avril, culpaba a William… su hermano, por la muerte de Megan. Ahí, en Fire Bullet, donde trabaja el, fue donde murió y estaba seguro que tuvo algo que ver con la muerte.- Dice que vallamos esta noche al bowling, porque el sábado va a estar cerrado debido a cambio de horario.
-Es raro, nunca ha pasado eso- dijo con desconfianza a las palabras de su hermano.
-Siempre hay una primera vez querido- dijo Nicole- avisaré que iremos. Vete bañando que tenemos que estar a las 7pm.
-Pero, apenas son las 5pm.
-Tú solo obedece.

Harvey que ya estaba muy paranoico, pensó ver a su hija asomarse por la puerta, ¿O en realidad la vio? Lo ignoró y fue a bañarse como le ordenó su esposa.

Una hora después, ya estaban listos para irse. Mientras Harvey calentaba el motor del carro para partir, Nicole le avisaba a Avril que saldrían. No confiaba en su hija, así que Harvey  le dijo a George, el vecino que mantuviera la casa vigilada, por si ella intentara salir o alguien entrar.

-Listo, vámonos- decía Nicole al tiempo que se montaba en el carro.- No sé que le pasa a Avril, cuando le dije que nos íbamos se puso muy pálida y no dijo nada, esa niña siempre con sus cosas.
-Si… - le dijo su esposo algo distraído.

Luego de 20 minutos de viaje, llegamos al lugar donde los esperaban unos cuantos amigos y… William. Como siempre no le dirigió la palabra y fue con los muchachos a jugar en otra sala. Nicole pedía incontables cantidades de cerveza y chismeaba con las esposas de los demás señores.

Fue una noche tranquila, libre de preocupaciones, no se lo esperaba. Todo iba bien hasta que recibió la llamada de George, al ver su nombre en la pantalla, tuvo que disculparse con los muchachos y salir del lugar para poder hablar tranquilo.

-Dime que sucede, George-dije preparándose para lo  que venía
-Escúchame, un carro se estacionó frente tu casa y no se mueve-dijo, escuché como abría la persiana- Los estoy vigilando desde mi venta y… espera, tu hija… esta... oh dios.
-¿Qué?, ¿Qué pasa, respóndeme? ¡George, Joder! – la llamada se había caído, colgó el teléfono y entró a lo del bowling a buscar a Nicole para ir a casa.

Condujo volando, incluso se comió varias luces rojas, pero ya nada importaba. Llegó en tiempo record y ahí estaba, Avril montándose en un carro desconocido. Aceleró lo más que pudo para impedir su partida. Pero no funcionó, su carro ya había arrancado y desaparecía entra la niebla. Se asomó por la ventana y gritó su nombre una y otra vez, sin obtener resultado. Avril ya se había ido.
__________

luego subo el 11... [belen saltando de alegris (?]

martes, 19 de abril de 2011

Bittersweet Symphony, cap 9

CAP 9
NARRA HARVEY  ._.

No recuerdo bien lo que pasó, solo aparecían imágenes de mi hija gritando en mi mente, huyendo de alguien, intentado protegerse… sin buenos resultados. El domingo desperté en su habitación desconcertado. Me levanté con dificultad y un dolor inmenso se esparcía por mi cabeza. Caminé hasta la puerta y me sostuve del umbral intentando recordar algo, esta vez logré hacerlo.
-        Por favor, papá- suplicaba mi hija bañada en lágrimas desesperada- no lo hagas.
-        No me digas que hacer y que no- dije tambaleando la cabeza con cara de borracho- tu solo te callas la jeta.- A continuación la arrojé contra la pared dejándola casi inconsciente. Aproveche de quitarle sus prendas sin prestarle atención a que ésta comenzaba a volver en sí.
-        Papá, te lo pido- volvía a suplicar casi rindiéndose- soy tu hija, no puedes hacerme esto…- quiso continuar pero yo le había puesto en la boca una media.
-        ¡Te dije… que…. te CALLARAS!- grité y lo que sigue, ya no estaba en mi mente.

Lágrimas comenzaron a salir de mis ojos al darme cuenta de lo que había hecho. Había abusado de mi hija de una manera que creí nunca hacer, mi pulso se aceleró, y no por el hecho de preocuparme de cómo esté ella, sino dónde estaba y con quién. El miedo de que abriera la boca, se expandía de pies a cabeza. Lentamente ignorando el fuerte dolor de cabeza, comencé a buscarla por toda la casa.
Me tiré en el sillón del living colocando la cabeza entre mis manos, no había rastros de Avril. Comencé a pensar e imaginarme todos los sitios donde podría estar. El primer lugar a donde llamé fue… a la casa de Yaneth, eso me incomodó mucho. Maldije en todos los idiomas al escuchar “No, lo siento. Avril no está con Yaneth”. Intenté con todos sus amigos hasta que por fin…
-        Si, Avril está con Adam - decía con tono normal, lo cual me alivio, eso quería decir que no había dicho nada.- ¿Se la llamo?- dijo.
-        ¡No!, no no…- contesté sobresaltado- no le diga que llamé, solo quería asegurarme de que estuviera bien, no quiero molestarla.
-        Bien- dijo algo distraída la mamá de Adam- ¿Cómo está usted?.
-        ¿Disculpe?- dije y trague saliva, comencé a ponerme nervioso.
-        ¿Qué cómo se encuentra?, se oye algo alterado- me dijo preocupada la señora.
-        Ehh, estoy bien.-dije de nuevo intentando parecer lo mas relajado posible- escuche, tengo que irme. No le diga a Avril que llamé- agregué lo ultimo haciéndole entender que de verdad no debía decirle.

Al colgar el teléfono, tomé las llaves del auto y me dirigí directo a la casa de Adam. Conduje como loco, todavía no me arreglaba, ni me tomé la molestia de mirar el espejo. Casi llegando a su casa, divisé a mi hija con el chico caminando por la acera en dirección contraria mía. Ella al reconocer el auto se paralizó y Adam volteó a mi dirección con la misma o peor expresión que Avril. Me estacioné frente a ellos y salí como pude del auto sin zapatos ni nada.
-        Avril, sube al auto- le pedí sin mirar a Adam que se había quedado atónito en su lugar- ahora
-        No- respondió luego de unos segundos que parecieron siglos.
-        No bromeo, entra ya- le ordené más serio que nunca.
-        Avril- interrumpió Adam tomándola de un brazo y girándola hacia él. A continuación le dijo algo que no pude escuchar.
-        ¿Estás seguro?- musitó mi hija dirigiéndose a Adam.- no me dejes sola.
-        No lo haré.- dijo y la besó en la frente. Eso me perturbó un poco, ¿Qué se traían estos dos?- hasta luego señor…- me habló Adam con notoria desconfianza en su voz.
-        Eh, si- fue lo único que dije.- Avril, entra ya mismo al auto no te lo vuelvo a repetir.
Miré a mi hija por el retrovisor, las lágrimas caían hasta su polera empapándola. No dije nada hasta estar dentro de la casa, donde la mandé a sentarse en el living.
-        Escucha – comencé sentándome frente suyo con la voz temblorosa- No sé, no me acuerdo, ni tengo idea de bien lo que pasó. No necesitas recordármelo y tu tampoco. Lo que pasó, pasó y tu no volverás a pensar en eso, mucho menos contarlo a alguien. ¿De acuerdo?.
-        ¿Cómo qué de acuerdo?- me desafió levantando la vista- me… me… vio…
-        No lo digas- alcance a decirle.- no necesito escucharlo.
-        No puedo olvidarlo tan fácil, tampoco me puedo callar- decía entre un llanto.- y no me puedes obligar.
-        Si llegas a decir algo, te juro que… - la amenacé- te juro que te mataré a ti y a tu madre, y no miento.
Ella calló
-        ¡NO TE QUEDES ASI COMO UNA IDIOTA!- le grité, mi saliva alcanzó a donde estaba sentada- ¡SUBE A TU CUARTO!- en menos de lo que canta un gallo, Avril se encontraba encerrada en su habitación.

Yo me bañé y arreglé para cuando Nicole llegara, y rezaba porque Avril no le contara lo ocurrido. Lo último que quería era explicar la violación de una menor, mi hija. Toda mi reputación se iría a la mismísima mierda, el dinero, los negocios, empresas, mi vida, todo se destruiría. Justo en la noche, cuando preparaba algo para cenar, llegó mi esposa. Me preguntó por Avril y le inventé cualquier escusa de porque no salía de su habitación, que luego ella cubriría por su propio pellejo. Nicole, que era, es y será una madre muy despreocupada, ni se tomó la molestia de verla luego de días sin salir de su habitación.
Luego llegó otro sábado, otro maldito sábado… el cual pensé nunca vivir.

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Bueh ahorita, termine de escribir el cap 11 que me salio re largo ._. pero aparece Belu e.e
 y es donde se revelan algunas cosas.. pero no todas.